¿Amistad?
¿Qué es una amistad? Me refiero a
una de verdad. No a las millones que hay en el mundo. Tan vacías en incoloras
como el agua.
¿Una mejor amiga?
No es simple, no es simple
decirle a alguien: eres mi mejor amiga. Aunque si estás acostumbrada, si es
simple. Pero en mi caso no lo es. ¿Quién es mi mejor amiga?
A los diez años tuve cerca de 38
mejores amigas. Y al siguiente año las cambie, y así fue hasta que cumplí 13 y
todo cambió. Pero no voy a hablar de eso, hablaré de mi mejor amiga.
No sé qué es una mejor amiga. Es
complicado escoger una. Puede ser aquella con la que te ríes horas y pierdes la
noción del tiempo, aquella con la que pasas los mejores recuerdos de tu vida,
aquella que te da un abrazo sin que lo pidas. O puede ser ella, la que siempre ha estado en tu vida, la que nunca te ha
abandonado en los peores momentos, la que secó tus lágrimas en algún momento.
La que no apreciaste en el momento y te dejó de querer como lo hacía, para
querer a otra persona de esa manera.
La perdí.
Y duele. Duele mucho. Es sufrir
de amor. De verdad. El hecho de sufrir de amor no implica sufrir porque
perdiste a tu enamorado, implica sufrir porque perdiste a una persona que
realmente amas…que amas.
Y no quiero perder a otra. Porque…porque
la quiero. Pero nunca se lo diré. Es mi mejor amiga, es mi…no, mi hermana no.
Es tan raro escribir esto. Es tan
raro porque creo que nunca nadie podrá entender lo que es perder a tu mejor
amiga, pero tu mejor amiga. No ‘‘esas
mejores amigas’’. Si no tu mejor amiga, es que como que tu madre te dejé de
querer para querer a otra persona como alguna vez te quiso. ¿Entiendes el
dolor?
Pero no quiero sufrir. Porque así
como mi mejor amiga encontró a su mejor amiga. Yo eh encontrado la mía.
Y no la dejaré ir. Porque sé que
aunque ninguna de las dos diga: eres mi mejor amiga. Lo somos. Y que sí ella
desapareciera o yo lo hiciera, ambas sentiríamos un vació. Porque es así. Eso
es una amistad. La quiero. Nunca se lo diré.
Al menos no hasta que nos
separemos realmente.
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